Bienvenidos

Bienvenidos a la realidad del mundo irreflexivo, bienvenidos a la orilla del mar nocturno con el que divago continuamente, bienvenidos al eterno nombre, a los sueños, a la luz, al tiempo. Bienvenidos...

domingo, 16 de noviembre de 2008

Sueño de Rebeliones

La noche me abraza silenciosa, y no soy prudente con mi desnudez de conciencia ante las estrellas. No miro nada más que la oscuridad concentrada en mi alma, y entonces sueño…

Tengo un sueño de rebeliones, miles de voces se agitan de éxtasis ante la eminente batalla que comenzará. Las espadas se preparan para decapitar preceptos, morales y ataduras. La guerra de los siglos de las almas se levanta potente para hacerle justicia a mis preguntas inquebrantables. Gritos de júbilo. Agitación. Banderas rojas rasgando el aire.

Sin embargo, los escudos se han escondido bajo tierra. No hay enemigos en el campo de esta batalla, más que nosotros mismos. La verdad de nuestra anticipada derrota lograr calmar el ansia de los guerreros, y un silencio frío, como el de las estrellas y la nieve, apacigua el valle. Las espadas se hunden en el cuerpo de quien se ha atrevido a empuñarlas. Mis preguntas inquebrantables quedan incólumes en su reino de déspota desesperación e incertidumbre. Murmullos de confusión. Sangre de sueños vencidos empapando el trapo inservible de las banderas. Y el éxtasis, que se encendió como un trueno, se difumina lentamente, y se aleja.

El aire canta en mis sueños una canción misteriosa, en la lengua de los planetas más apartados, y entre su dulce melancolía, despierto…

Arriba el techo se dice protegerme, alrededor mío hay paredes que dicen resguardarme, estoy sobre una cama que dice ella misma reparar el cansancio del trabajo del día y propiciar la consolación del sueño. Yo aparto con la mano todas estas ideas que me han enseñado desde hace tanto tiempo, como si fueran abejas que me persiguieran y estuvieran listas para herirme la cabeza.

Entonces me parece que la rebelión no se ha extinto en el sueño. Esta agitación en el pecho es signo de que la guerra no está derrotada en ella misma. Y es esta noche un eco de victoria por sí sola, pues mi mente concluye que el estandarte y la trompeta están en el aire, invisibles para los cuerdos y experimentados en la razón.

Porque no todo debe ser como nos han enseñado, hay más horizontes de los que podamos señalar con el dedo, hay más soles de los que podamos ver, y más palabras de las que podamos pronunciar.

Entonces siento que esta casa ya no me protege, sino me encarcela. Aquí he visto pasar los años y los días y mi vida cada segundo sin que nada nuevo ocurriera en mi corazón. Y porque conozco esta habitación en los tiempos de lluvia, en los tiempos de frío y de calor, prefiero la incertidumbre de la bóveda de estrellas, y la libre pared del mundo, y la dura lección de los suelos antes que estas cosas cómodas y fáciles.

Entonces me siento más despierta, abre los ojos incluso mi espíritu para escuchar la sentencia de mi determinación: Iniciaremos una larga expedición, conquistaremos aquel territorio ignoto que cruza del otro lado de la región de los espejos y daremos fin a las interrogantes incólumes que aún se erigen sin respuesta conquistadora.

Esta es una declaración de independencia a mis temores, de emancipación a mi razón rígida y sobre pensada, y de liberación a las criaturas salvajes y misteriosas, que yacen en mis adentros.

Cierro los ojos en actitud de desafío al miedo. Siento que la noche ya no me abraza, sino me mira desde lejos. El viento sigue cantando.

1 comentario:

Unknown dijo...

He reflexionado en las posibles preguntas que te haces; no he podido discernirlas, a caso consistirán en los laberintos taciturnos de tu vida y muerte, tu yo y el ello, pasado y futuro, amor y gracia, precepto y concepto? Ahora comprendo que debo dormir, mañana volveré a escribirte.