Bienvenidos

Bienvenidos a la realidad del mundo irreflexivo, bienvenidos a la orilla del mar nocturno con el que divago continuamente, bienvenidos al eterno nombre, a los sueños, a la luz, al tiempo. Bienvenidos...

martes, 4 de febrero de 2014

Apología número tres

No me basta saber que ya te vas.
Acaso preferiría tu ausencia plena
pero no ese leve hilo de comunicación
donde recuerde frugalmente tu sonrisa.

No me basta la distancia trazada
en tus ojos / cada tarde al despedirte.
Aún me resisto a creer que será posible
seguir riendo, de tarde en tarde,
a través de oscuros caminos virtuales.

O abrazarte digitalmente,
apretándote fuertemente a mi añoranza.

Y yo me quedaré aquí
consolando recuerdos que desean tu dulzura.
Entretejiendo horas donde no quede
espacio para pensar de más,
donde no quepa el mar,
o esa ansiedad de encontrarte.

Sonreír hoy junto a ti es como beber
lentamente / una copa de silencios que aún no llegan.
Una amistad condenada a la ausencia.
Que ya no sé si es mejor hacerla morir
o vivirla eternamente condenada.

No me basta saber que ya te vas.
Que después de esto sólo podré
conceptualizarte / en lejanas cartografías.
Que serás tú sin ser más.
Que no habrá aquí más espacio
ni tiempo que te defina.

¿Y que haré yo aquí, amordazando preguntas?
Curiosidad de gato que me llevará a la muerte.
Me quedaré en medio del camino, cantando.
Más allá de las espinas.
Sin tacto.
Sin brújula.
Sin suerte.

[En memoria de las cosas no-dichas]