Bienvenidos

Bienvenidos a la realidad del mundo irreflexivo, bienvenidos a la orilla del mar nocturno con el que divago continuamente, bienvenidos al eterno nombre, a los sueños, a la luz, al tiempo. Bienvenidos...

sábado, 14 de agosto de 2010

Renuncio!

Sí, tal vez lo he comprendido mal todo. Es por ello que ahora atribuyo causas ignotas a tu camino, y lo lleno de señales, desfiladeros, recovecos y delirios. No quiero pensar que ahora que me susurras lentamente al oído estoy confundiendo tus palabras. Me lo has prometido.
Ahora sé que te vislumbro un poquito más. Y esta noche ha sido mágica cuando sentí tu llamado, el acariciar de tu mano sobre mi corazón, al escuchar tu llamado tras mis puertas. Pero me sigues diciendo lo mismo: entiendes mal todo. Acaso la verdad es más simple sin tantas ataduras.
Tu camino no es una senda profusa ni escabrosa. Tu significado no requiere hermenéutica. No quiero tantos diccionarios y concordancias. Renuncio a mi Matew Henry y a Strong. Acaso deba volver a decir las primeras palabras como los niños, para mirarte cara a cara y entender los preceptos de tu corazón.
Sin embargo tu amor me sella, me marca. Me dice ¡Ánimo!
Puedo acaso hallarte en esta noche perfecta. Y es perfecta no porque estén presentes las estrellas, no por la leve poesía desdibujada en las frondas, no por esta brisa fresca, de verano, que me hace suspirar de anhelo, es maravillosa porque hoy he comprendido algo importante: que no he entendido nada de lo esencial que me has dicho.
No sé si este viaje deconstruccionista me mantenga a salvo de mí. Pero estoy dispuesta a dejarlo todo, me he cansado de este traje pesado, de esta careta, de este guión pre-fabricado que mis mayores me impusieron desde antes de darme cuenta. Así, libre de mí, quiero que seas todo en mi ser, quiero que llenes ese espacio que falta, ese espacio que duele, esa herida que aún sangra, que espera tu bálsamo purificador.
Hazme fiel, libre, íntegra, hazme como tú quieras que sea yo. Si bien tenga que vivir siempre en estas contradicciones, por lo menos dame esa luz firme y eterna de tu certeza, de tu promesa. No dejes nunca mi corazón al abandono, no quiero despertar un día y sentir que no estás conmigo. Permíteme conocer tu designio en estos tiempos, la complejidad del ser en esta sociedad multi-construida de significados. Háblame con tu voz nítida a través de los siglos. Acaricia mis manos con tu paz. Sella mis ojos y mi mente con tu pacto. No quiero volver atrás, más bien, quiero conocer mi lugar, más allá del sol…