¡Te quiero
tanto!
Amo tu
sencillez, tu sabiduría revelada directamente por Dios.
Amo tus
sueños, tan grandes que el mundo no los entiende.
Amo tus
experiencias, cicatrices limpias y cantos.
De ti aprendí
paciencia al librar batallas.
Por ti sonrío
feliz, aunque aun no entiendo
Cómo, cuándo,
dónde, porqué o en qué momento,
Sólo soy
feliz, porque existo, porque creo.
De ti
aprendieron mis manos a ser fuertes,
a ser amigas
y generosas, a ser estrictas, puntuales, limpias.
Por ti cada
noche sueño sobre mullido lecho,
y la
adversidad no me toca.
¡Te quiero
tanto, tanto, tanto!
No hay comentarios:
Publicar un comentario